La Jerarquía de Walter es como una brújula que nos guía en la creación de experiencias digitales. Nos recuerda que, antes de soñar con “wow effects”, primero hay que cubrir lo esencial.
Inspirada en la famosa pirámide de Maslow, esta jerarquía aplicada al diseño digital ordena las prioridades de un producto: primero debe funcionar, luego ser confiable, después usable, y finalmente agradable y significativo.
Niveles de la Jerarquía de Walter en acción:
- Funcionalidad (¿Hace lo que promete?)
Ejemplo: una app de transporte. Si no calcula bien las rutas o no encuentra conductores, lo demás da igual. El primer paso es que cumpla con su objetivo principal.
- Fiabilidad (¿Lo hace de manera consistente?)
Ejemplo: Gmail. No sirve de nada enviar correos si el sistema falla cada dos por tres. La estabilidad y la confianza son la base para que el usuario regrese.
- Usabilidad (¿Es fácil de usar?)
Ejemplo: Spotify. La música funciona y la app es estable, pero lo que enamora es la facilidad con la que encuentras playlists, artistas o podcasts.
- Placer / Experiencia (¿Me da más de lo que esperaba?)
Ejemplo: Notion. No solo funciona y es usable, también crea una sensación de control y personalización que convierte a los usuarios en fans.
¿Qué nos enseña la Jerarquía de Walter?
Que un buen diseño de producto digital no empieza en los detalles “cool”, sino en lo básico. Primero resuelve el “¿para qué sirve?”, luego asegura que sea confiable, después hazlo intuitivo… y solo entonces preocúpate de hacerlo encantador.